

Pussy Riot regresa a una celda para denunciar el avance del autoritarismo
Nadya Tolokonnikova, cofundadora del colectivo ruso Pussy Riot, regresó a una celda pero esta vez para concienciar sobre el avance del autoritarismo, en la exhibición "Estado Policial", que debutó esta semana en el Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles.
Tolokonnikova, quien pasó dos años en una colonia penal rusa por cantar una "oración punk" en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú hace más de una década, busca ahora enfrentar a los espectadores a las consecuencias de lo que ve como el avance de una nueva forma de control a través de la vigilancia continua y de la tecnología.
"La gente no trata el autoritarismo de forma seria", dijo Tolokonnikova a AFP.
Sentada en la celda que imita a una prisión genérica rusa, y con un conjunto deportivo verde que asemeja a un uniforme carcelario, Tolokonnikova dice ver "el estado policial expandiendo sus fronteras".
"Como alguien que vivió bajo un gobierno autoritario por más de 25 años, ahora sé cuán real es y como comienza, paso a paso, con el arresto de una persona. Piensas 'bueno, no soy yo'", dijo.
"Cuando nos damos cuenta, el país entero está bajo la bota militar".
"Creo que lo que está pasando en Estados Unidos, esta erosión del sistema de control y equilibrio (de poderes), de enviar gente a la cárcel sin juicio, es muy peligrosa", añadió.
En respuesta, cree que la comunidad artística, y la sociedad en general, debería ser más activa contra el abuso de poder, y no tercerizar el activismo en las figuras más públicas.
"Siento que es como si alguien más tiene que salvarnos de todo. (...) No es así como funciona, todos tenemos que contribuir", afirmó.
- "Despertar" -
Algunos espectadores coincidieron en que la sociedad está pasmada.
"Siento que los estadounidenses no queremos creer que podríamos estar en peligro de perder nuestras libertades", dijo Jimmie Akin, una diseñadora gráfica estadounidense preocupada con los cambios en su país gobernado por el republicano Donald Trump.
"La gente necesita despertar".
Para Hannah Tyler, de 29 años, la muestra fue justamente un sacudón.
"Viviendo en un país donde no enfrentamos la misma opresión que ella enfrentó en Rusia, pero acercándonos a eso, me sentí inspirada a hacer más de lo que hago", dijo la estadounidense.
Tolokonnikova diseñó su prisión artística con elementos simbólicos: libros y arte producidos por reos, un diseño del hermano del opositor ruso Alexei Navalny, quien falleció en prisión, y una máquina de coser que aborda el trabajo manual en los centros penitenciarios rusos, así como palabras de protesta talladas en las paredes.
Encarcelada por horas, la artista es vista desde todos los ángulos a través de agujeros en las paredes y cámaras de vigilancia, en una representación de lo que significa estar bajo observación.
"Esto pone de relieve cómo los problemas de la vigilancia y la extralimitación de los gobiernos se están volviendo cada vez más frecuentes en todo el mundo", dijo Alex Sloane, curadora de la muestra.
Para Sloane, el escenario actual demandaba con "urgencia" este tipo de manifestación. "Las libertades están en riesgo", dijo. "Tenemos que hacer todo lo que podamos para asegurarnos de que esto nunca ocurra".
W.Cheng--ThChM