The China Mail - Petro blinda a Maduro

USD -
AED 3.672497
AFN 67.162314
ALL 82.184237
AMD 383.11993
ANG 1.790403
AOA 916.999921
ARS 1461.481501
AUD 1.499565
AWG 1.8
AZN 1.703101
BAM 1.657071
BBD 2.015039
BDT 121.809563
BGN 1.656197
BHD 0.377
BIF 2985.9143
BMD 1
BND 1.278907
BOB 6.913643
BRL 5.311202
BSD 1.000445
BTN 88.071848
BWP 13.30961
BYN 3.386074
BYR 19600
BZD 2.014107
CAD 1.37545
CDF 2857.999949
CHF 0.788025
CLF 0.024228
CLP 950.260233
CNY 7.118991
CNH 7.10809
COP 3894.72
CRC 503.950351
CUC 1
CUP 26.5
CVE 93.422351
CZK 20.54215
DJF 178.161869
DKK 6.30511
DOP 62.73008
DZD 129.29229
EGP 48.079899
ERN 15
ETB 144.431764
EUR 0.84463
FJD 2.23225
FKP 0.734967
GBP 0.732635
GEL 2.697226
GGP 0.734967
GHS 12.255618
GIP 0.734967
GMD 70.499452
GNF 8676.717911
GTQ 7.669204
GYD 209.2309
HKD 7.78135
HNL 26.232425
HRK 6.360498
HTG 130.910169
HUF 329.222972
IDR 16398
ILS 3.337155
IMP 0.734967
INR 88.02255
IQD 1310.604552
IRR 42049.999938
ISK 120.949579
JEP 0.734967
JMD 160.781838
JOD 0.709008
JPY 146.557504
KES 129.149842
KGS 87.448598
KHR 4010.082396
KMF 418.49855
KPW 900.007376
KRW 1381.849691
KWD 0.30499
KYD 0.833704
KZT 540.992565
LAK 21683.082333
LBP 89591.747686
LKR 302.065197
LRD 178.085616
LSL 17.375509
LTL 2.95274
LVL 0.60489
LYD 5.408863
MAD 8.978162
MDL 16.567325
MGA 4405.752897
MKD 52.131256
MMK 2099.083667
MNT 3597.122259
MOP 8.019911
MRU 39.844614
MUR 45.259813
MVR 15.292558
MWK 1734.511025
MXN 18.328375
MYR 4.206496
MZN 63.901055
NAD 17.375362
NGN 1494.56028
NIO 36.812519
NOK 9.78112
NPR 140.914617
NZD 1.67377
OMR 0.3845
PAB 1.000445
PEN 3.491555
PGK 4.182005
PHP 56.802989
PKR 283.882231
PLN 3.593212
PYG 7138.923485
QAR 3.648256
RON 4.276102
RSD 98.940975
RUB 83.196828
RWF 1450.170511
SAR 3.751118
SBD 8.217016
SCR 14.252582
SDG 601.492074
SEK 9.24387
SGD 1.277065
SHP 0.785843
SLE 23.325025
SLL 20969.503664
SOS 571.731164
SRD 39.140496
STD 20697.981008
STN 20.757874
SVC 8.753818
SYP 13001.858835
SZL 17.369681
THB 31.727971
TJS 9.414416
TMT 3.5
TND 2.902894
TOP 2.342099
TRY 41.280499
TTD 6.795027
TWD 30.095298
TZS 2468.201979
UAH 41.171741
UGX 3504.268073
UYU 40.184869
UZS 12350.302255
VES 160.247375
VND 26377.5
VUV 119.183243
WST 2.760903
XAF 555.766241
XAG 0.023531
XAU 0.000272
XCD 2.70255
XCG 1.803054
XDR 0.695295
XOF 555.759178
XPF 101.043392
YER 239.600677
ZAR 17.36547
ZMK 9001.202819
ZMW 23.386075
ZWL 321.999592

Petro blinda a Maduro




La escalada de presión de Washington sobre el gobierno de Nicolás Maduro —con recompensas judiciales inéditas, amenazas arancelarias “secundarias” y el fantasma de la descertificación antidrogas— ha empujado a Gustavo Petro a una maniobra política y diplomática de varias capas. Su objetivo declarado: desactivar cualquier escenario de intervención o asfixia que arrastre a Colombia a una crisis regional, blindando a su vez a Caracas bajo el paraguas de la “soberanía latinoamericana”.

La “jugada” de Petro combina cinco vectores: (1) un escudo diplomático regional desde la CELAC; (2) un relato de seguridad compartida en la frontera colombo-venezolana; (3) recomposición económica y comercial con Caracas para elevar el costo de una ruptura; (4) una ofensiva discursiva que deslegitima operaciones militares sin aval regional; y (5) la dosificación de gestos críticos hacia Caracas en materia de derechos humanos para sostener un margen de maniobra con socios occidentales.

1. El escudo de la CELAC. Con la presidencia pro tempore de la CELAC, Petro ha impulsado un frente de “no agresión” que busca fijar una línea roja: cualquier acción militar en Venezuela sin consenso regional sería tratada como agresión contra toda América Latina. Ese marco pretende trasladar el eje de la decisión desde Washington hacia un multilateralismo latinoamericano que atenúe la asimetría de poder y, de paso, ofrezca a Caracas una cobertura política. La apuesta también le sirve a Bogotá para negociar con Washington desde un bloque y no a título individual, en momentos en que se barajan sanciones comerciales de amplio alcance.

2. Seguridad compartida y narrativa de contención. Petro ha ligado su postura a la gestión de riesgos en la frontera: migración, crimen transnacional y cocaína. Al subrayar que Caracas coopera —o puede cooperar— contra el narcotráfico, el Gobierno colombiano intenta desmontar la premisa de que Maduro es solo un factor de desestabilización. De cara a Washington, la señal es clara: la coordinación binacional ofrece mejores resultados que la coerción extraterritorial. De cara a Caracas, el mensaje es de respaldo frente a amenazas externas, a cambio de mantener canales de cooperación operativa en la zona limítrofe.

3. Amarre económico para elevar el costo de la confrontación. El restablecimiento de pasos fronterizos, el aumento del intercambio comercial y la discusión sobre integración energética no son meras medidas técnicas. Construyen interdependencia. Si el comercio bilateral crece y se estabiliza, el precio político y social de cualquier escalada —arancelaria o militar— sube para ambos lados. Petro calcula que cuanto mayor sea la densidad económica entre Colombia y Venezuela, más difícil será justificar en foros regionales una ruptura impulsada por terceros.

4. Discurso de soberanía frente a medidas de “máxima presión”. El endurecimiento de la política estadounidense —incluida la duplicación de la recompensa por la captura de Maduro y la amenaza de imponer aranceles a países que compren crudo venezolano, directa o indirectamente— ha sido contestado por Petro con una retórica que equipara esas medidas a una injerencia que reaviva las peores dinámicas del siglo XX en la región. Presentar la “no intervención” como causa latinoamericana le permite alinear a gobiernos diversos bajo un mínimo común denominador, complicando la formación de una coalición hemisférica pro-sanciones.

5. El matiz: derechos humanos y salidas negociadas. Para no romper puentes con Europa y sectores demócratas en EE. UU., la Casa de Nariño alterna el blindaje soberanista con exhortos sobre libertades públicas, liberación de presos y garantías a la oposición. Es un equilibrio frágil: suficiente para evitar que se etiquete a Colombia como satélite de Caracas, pero no tan severo como para dinamitar la sintonía con Maduro en la frontera. Petro necesita ambas cosas: contención regional y margen con Occidente.

Choques y costes de la maniobra. La estrategia tiene precio. En Washington crecen las voces que plantean descertificar a Colombia en la lucha antidrogas —una decisión con efectos simbólicos y presupuestales— y presionar con aranceles de amplio espectro si Bogotá no se distancia de Caracas. El Departamento de Estado ha elevado el tono, y figuras clave de la política estadounidense han convertido a Petro en blanco retórico. En casa, la oposición lo acusa de “proteger a una dictadura” y advierte que la frontera sigue siendo un polvorín por la presencia de grupos armados. La narrativa oficial, que presenta a Venezuela como socio en seguridad, convive con episodios de violencia y desplazamiento en zonas limítrofes que recuerdan la volatilidad del terreno.

Cálculo estratégico de fondo. ¿Se trata de “proteger a Maduro” o de proteger a Colombia? Para Palacio, ambas cosas convergen: si la presión externa provoca un estallido en Venezuela, el impacto humanitario y criminal se desborda primero sobre Norte de Santander, Arauca, La Guajira y el Caribe. Por eso, la contención —aun cuando alivie a Maduro— es presentada como una política de interés nacional. En paralelo, el reencuadre desde CELAC busca que cualquier negociación con Washington sobre drogas, migración y comercio se haga con la región sentada a la mesa, no desde la unilateralidad.

Lo que viene. Tres tableros marcarán la eficacia —o el fracaso— de la jugada:
-  Decisiones de Washington. Si se concreta una descertificación o se activan aranceles “secundarios” por el petróleo venezolano, la presión sobre Bogotá aumentará y pondrá a prueba la cohesión regional.

Comportamiento de Caracas. Sin gestos verificables en derechos humanos y garantías políticas, la postura matizada de Colombia pierde defensas en foros occidentales.
-  Frontera y comercio. Si la cooperación de seguridad produce resultados medibles y el intercambio legal crece sin alimentar economías ilícitas, el argumento de la “contención cooperativa” gana aire.

-  En síntesis, Petro intenta convertir un pulso bilateral asimétrico —Trump vs. Maduro— en un dilema colectivo latinoamericano donde el costo de “ir por libre” sea demasiado alto. Es una protección por red: diplomática, económica y narrativa. Pero toda red se tensiona si uno de sus nudos —Washington, Caracas o la propia frontera— se rompe.