The China Mail - EE.UU.: ¿Ataque a Maduro?

USD -
AED 3.673016
AFN 68.496902
ALL 82.184237
AMD 383.120076
ANG 1.790403
AOA 916.99996
ARS 1469.493803
AUD 1.495696
AWG 1.8
AZN 1.697444
BAM 1.657071
BBD 2.015039
BDT 121.809563
BGN 1.648055
BHD 0.377025
BIF 2985.9143
BMD 1
BND 1.278907
BOB 6.913643
BRL 5.299501
BSD 1.000445
BTN 88.071848
BWP 13.30961
BYN 3.386074
BYR 19600
BZD 2.014107
CAD 1.373879
CDF 2857.999911
CHF 0.785972
CLF 0.02421
CLP 949.759812
CNY 7.119002
CNH 7.103915
COP 3869
CRC 503.950351
CUC 1
CUP 26.5
CVE 93.422351
CZK 20.487601
DJF 177.720086
DKK 6.289296
DOP 62.73008
DZD 129.211014
EGP 48.081802
ERN 15
ETB 144.431764
EUR 0.842602
FJD 2.23075
FKP 0.734967
GBP 0.73213
GEL 2.700162
GGP 0.734967
GHS 12.255618
GIP 0.734967
GMD 70.497688
GNF 8676.717911
GTQ 7.669204
GYD 209.2309
HKD 7.78084
HNL 26.232425
HRK 6.348895
HTG 130.910169
HUF 328.106049
IDR 16401.1
ILS 3.337155
IMP 0.734967
INR 87.94125
IQD 1310.604552
IRR 42049.99975
ISK 120.490397
JEP 0.734967
JMD 160.781838
JOD 0.709004
JPY 146.354009
KES 129.150421
KGS 87.448603
KHR 4010.082396
KMF 418.496955
KPW 900.007376
KRW 1378.989975
KWD 0.30492
KYD 0.833704
KZT 540.992565
LAK 21683.082333
LBP 89591.747686
LKR 302.065197
LRD 178.085616
LSL 17.375509
LTL 2.95274
LVL 0.60489
LYD 5.408863
MAD 8.978162
MDL 16.567325
MGA 4405.752897
MKD 52.131256
MMK 2099.083667
MNT 3597.122259
MOP 8.019911
MRU 39.844614
MUR 45.259884
MVR 15.298678
MWK 1734.511025
MXN 18.287199
MYR 4.206496
MZN 63.901827
NAD 17.375362
NGN 1494.610279
NIO 36.812519
NOK 9.754485
NPR 140.914617
NZD 1.669715
OMR 0.384491
PAB 1.000445
PEN 3.491555
PGK 4.182005
PHP 56.83601
PKR 283.882231
PLN 3.58115
PYG 7138.923485
QAR 3.648256
RON 4.266099
RSD 98.730979
RUB 83.195484
RWF 1450.170511
SAR 3.751074
SBD 8.217016
SCR 14.743465
SDG 601.497777
SEK 9.222755
SGD 1.27575
SHP 0.785843
SLE 23.325027
SLL 20969.503664
SOS 571.731164
SRD 38.299499
STD 20697.981008
STN 20.757874
SVC 8.753818
SYP 13001.858835
SZL 17.369681
THB 31.669875
TJS 9.414416
TMT 3.5
TND 2.902894
TOP 2.342103
TRY 41.27145
TTD 6.795027
TWD 30.105502
TZS 2468.202017
UAH 41.171741
UGX 3504.268073
UYU 40.184869
UZS 12350.302255
VES 160.247375
VND 26382.5
VUV 119.183243
WST 2.760903
XAF 555.766241
XAG 0.02356
XAU 0.000271
XCD 2.70255
XCG 1.803054
XDR 0.695295
XOF 555.759178
XPF 101.043392
YER 239.604229
ZAR 17.32204
ZMK 9001.201265
ZMW 23.386075
ZWL 321.999592

EE.UU.: ¿Ataque a Maduro?




El súbito incremento de activos navales estadounidenses en el Caribe y la respuesta militar de Caracas han devuelto a la primera línea una pregunta que muchos en la región habían archivado: ¿cómo sería una “Operación Venezuela” contra Nicolás Maduro? Más allá de la retórica, los movimientos recientes sugieren un esquema de coerción militar calibrada —centrado en antinarcóticos y presión político-judicial— que busca evitar una invasión clásica y, al mismo tiempo, elevar el costo de permanencia del chavismo en el poder.

El marco estratégico y legal
Washington mantiene desde 2020 acusaciones penales contra Maduro y altos cargos venezolanos por narcoterrorismo y corrupción, mientras que el andamiaje de sanciones financieras y energéticas fue reconfigurado en 2024 tras el incumplimiento de compromisos electorales. El resultado de las presidenciales de 2024 —que Caracas dio por victorioso a Maduro y la oposición denunció como fraudulento— dejó a Venezuela en una crisis de legitimidad sostenida y a Estados Unidos con incentivos para combinar presión diplomática, económica y operativa.

Qué busca EE.UU. con la presencia naval
El despliegue naval cumple varios objetivos simultáneos: (1) reforzar operaciones de interdicción contra carteles y rutas marítimas de cocaína que usan el Caribe; (2) aumentar la vigilancia y disuasión cerca del territorio venezolano; (3) disponer de una capacidad creíble de ataque de precisión de largo alcance si fuera necesario; y (4) enviar un mensaje a socios y rivales —desde Guyana hasta Irán y Rusia— de que el entorno estratégico del Caribe importa a la seguridad de EE.UU.

Capacidades de Caracas y factores de riesgo
Venezuela conserva defensas antiaéreas y una arquitectura de seguridad apoyada por asesoría de aliados extrahemisféricos. El gobierno moviliza milicias y unidades en la frontera con Colombia, mientras prioriza control territorial y supervivencia del liderazgo. En el vecindario, Brasil defiende la no intervención y la estabilidad de fronteras; Colombia busca contener derrames transfronterizos; y Guyana observa con preocupación cualquier movimiento que afecte la disputa del Esequibo. Todo ello convierte cualquier operación en un ejercicio de precisión política además de militar.

Cómo podría verse una “Operación Venezuela” (probable guion en fases)
Fase 0 — Modelado del terreno. Incremento de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR) marítimo-aéreo; ciber-operaciones para penetrar redes de mando y comunicaciones; cooperación judicial para reforzar casos de extradición y congelamiento de activos.

Fase 1 — Cerco marítimo y presión antinarcóticos. Ampliación de interdicciones y “zonas de seguridad” en rutas críticas, con inspecciones a embarcaciones sospechosas, afectando ingresos ilícitos de redes ligadas al poder. Esta fase evidencia la narrativa pública de lucha contra el narcotráfico y limita escalada inmediata.

Fase 2 — Golpes de precisión limitados (si hubiera detonante). En un escenario de agresión o amenaza inminente, empleo de misiles de crucero y munición guiada para suprimir radares, pistas y nodos C2 específicos, evitando daño colateral y sin ocupación de terreno. Objetivo: degradar la capacidad de coerción del régimen y su aparato represivo.

Fase 3 — Acciones especiales y policiales. Operaciones puntuales —propias o en cooperación— para detener a individuos con acusaciones federales, desarticular células de tráfico y obtener información estratégica. El énfasis estaría en “capturar, no ocupar”.

Fase 4 — Contención y canales humanitarios. Establecimiento de corredores para asistencia, apoyo a terceros países receptores de desplazados y coordinación con organismos internacionales. Se buscaría condicionar un proceso político verificable a cambio de alivio gradual de sanciones.

Lo que probablemente NO veremos
Una invasión anfibia a gran escala o un cambio de régimen por ocupación militar directa luce improbable por coste político, riesgo regional y rechazo doméstico e internacional. Tampoco es verosímil un bloqueo total que afecte de forma indiscriminada a la población. La lógica dominante es la de “máxima presión selectiva”, con palancas militares, judiciales y financieras sincronizadas.

Efectos colaterales y líneas rojas
Cualquier escalada podría perturbar mercados energéticos, tensar la seguridad en el arco Guayana-Caribe y abrir espacio a actores extrahemisféricos. La presencia de redes ilícitas transnacionales —incluidas organizaciones designadas como terroristas— y proveedores externos de drones, inteligencia o entrenamiento, aumenta la volatilidad. Las capitales regionales han subrayado que el respeto a fronteras y la no intervención son condiciones para acompañar salidas negociadas.

La vía de salida
El desenlace menos costoso pasa por garantías verificables: calendario electoral creíble, observación internacional robusta, liberación de presos políticos y pasos humanitarios irreversibles; a cambio, alivio escalonado de sanciones y normalización económica. La acumulación de medios militares cerca de Venezuela no anticipa una guerra inevitable, sino que busca hacer creíble la amenaza de consecuencias si el statu quo se endurece.