The China Mail - Poder del 'Canal' ártico ruso

USD -
AED 3.6725
AFN 66.000108
ALL 83.901353
AMD 382.570077
ANG 1.789982
AOA 916.999801
ARS 1450.724808
AUD 1.534696
AWG 1.8025
AZN 1.69797
BAM 1.701894
BBD 2.013462
BDT 121.860805
BGN 1.69918
BHD 0.377041
BIF 2951
BMD 1
BND 1.306514
BOB 6.907654
BRL 5.361505
BSD 0.999682
BTN 88.718716
BWP 13.495075
BYN 3.407518
BYR 19600
BZD 2.010599
CAD 1.409215
CDF 2221.000153
CHF 0.80857
CLF 0.024076
CLP 944.483424
CNY 7.126749
CNH 7.124445
COP 3834.5
CRC 501.842642
CUC 1
CUP 26.5
CVE 96.374996
CZK 21.140968
DJF 177.72029
DKK 6.479905
DOP 64.296439
DZD 130.854023
EGP 47.330044
ERN 15
ETB 153.125036
EUR 0.86811
FJD 2.2795
FKP 0.766404
GBP 0.764305
GEL 2.715031
GGP 0.766404
GHS 10.924986
GIP 0.766404
GMD 73.509182
GNF 8691.000271
GTQ 7.661048
GYD 209.152772
HKD 7.774705
HNL 26.35987
HRK 6.539017
HTG 130.911876
HUF 335.563972
IDR 16696.1
ILS 3.257715
IMP 0.766404
INR 88.621799
IQD 1310
IRR 42112.499493
ISK 127.610373
JEP 0.766404
JMD 160.956848
JOD 0.708971
JPY 153.642986
KES 129.19854
KGS 87.449835
KHR 4026.999604
KMF 428.000324
KPW 900.033283
KRW 1446.10203
KWD 0.30709
KYD 0.83313
KZT 525.140102
LAK 21712.50351
LBP 89550.000099
LKR 304.599802
LRD 182.625009
LSL 17.37969
LTL 2.95274
LVL 0.60489
LYD 5.454987
MAD 9.302002
MDL 17.135125
MGA 4499.99989
MKD 53.533982
MMK 2099.044592
MNT 3585.031206
MOP 8.006805
MRU 38.250003
MUR 46.000322
MVR 15.405
MWK 1735.999682
MXN 18.58065
MYR 4.1825
MZN 63.96023
NAD 17.379867
NGN 1441.160333
NIO 36.770147
NOK 10.174201
NPR 141.949154
NZD 1.765395
OMR 0.384511
PAB 0.999687
PEN 3.376498
PGK 4.215987
PHP 58.922004
PKR 280.849885
PLN 3.69217
PYG 7077.158694
QAR 3.640972
RON 4.413295
RSD 101.779005
RUB 81.353148
RWF 1450
SAR 3.750456
SBD 8.223823
SCR 13.740975
SDG 600.441137
SEK 9.53742
SGD 1.305045
SHP 0.750259
SLE 23.198831
SLL 20969.499529
SOS 571.503834
SRD 38.558031
STD 20697.981008
STN 21.45
SVC 8.747031
SYP 11056.895466
SZL 17.379605
THB 32.368036
TJS 9.257197
TMT 3.5
TND 2.959469
TOP 2.342104
TRY 42.11808
TTD 6.775354
TWD 30.903499
TZS 2459.806976
UAH 42.064759
UGX 3491.230589
UYU 39.758439
UZS 11987.500677
VES 227.27225
VND 26314.5
VUV 122.169446
WST 2.82328
XAF 570.814334
XAG 0.020505
XAU 0.000249
XCD 2.70255
XCG 1.801656
XDR 0.70875
XOF 570.495095
XPF 104.150276
YER 238.497322
ZAR 17.35745
ZMK 9001.197493
ZMW 22.392878
ZWL 321.999592

Poder del 'Canal' ártico ruso




usia no está excavando un canal al estilo de Suez en el Océano Ártico. Lo que está construyendo —y ya opera— es algo distinto: un corredor marítimo cada vez más instrumentalizado por el Estado, sostenido por puertos nuevos, canales de acceso dragados en bahías polares, satélites meteorológicos y la mayor flota de rompehielos del planeta. Ese ensamblaje, conocido como Ruta Marítima del Norte, es el verdadero “canal” ártico que Moscú pretende convertir en eje comercial y geopolítico hacia Asia.

Un récord que redefine expectativas. En 2024, el tráfico total a lo largo de la ruta alcanzó 37,9 millones de toneladas, la mayor cifra registrada hasta la fecha. La carga en tránsito —buques que cruzan de oeste a este o viceversa sin recalar en puertos intermedios— superó los 3 millones de toneladas y batió su propia marca anual. Aunque estas magnitudes siguen muy lejos de las del canal de Suez, son suficientes para consolidar el Ártico ruso como corredor energético y, en temporada, de carga general. En paralelo, este septiembre un operador chino anunció el primer servicio regular de contenedores China–Europa vía Ártico, con escalas previstas en el Reino Unido y puertos del continente; el trayecto promete recortar casi a la mitad los tiempos de tránsito en campaña estival.

Infraestructura: del granito a la escala industrial. El poder de esta ruta no reside en una zanja continua, sino en obras puntiagudas y costosas:

Canales de acceso dragados en el golfo del Obi permiten la llegada de metaneros y buques de gran calado a Sabetta, y otros accesos semejantes se habilitan para nuevos terminales en la península de Taimyr. Estas actuaciones, de decenas de kilómetros y más de 15 metros de profundidad en algunos tramos, son “los canales” reales del Ártico ruso.

En el extremo occidental, el Centro de Transporte de Murmansk incorporó en marzo el terminal de carbón de Lavna, ideado para elevar la capacidad regional y servir de rótula ferroviaria‑marítima.

La constelación Arktika‑M (lanzamientos en 2021 y 2023) mejora los pronósticos de hielo y meteorología, cruciales para planificar ventanas de navegación y escoltas.

Sobre todo, Moscú acelera la renovación de rompehielos nucleares: están en servicio Arktika, Sibir, Ural y Yakutia (todos del proyecto 22220); Chukotka se les unirá a mediados de 2026 y el mega‑rompehielos Rossiya (proyecto 10510, clase “Líder”) apunta a entrar en operación hacia 2030. Esta flota, única en su clase, es la que convierte las bahías y estrechos helados en una vía practicable durante más meses y —selectivamente— en invierno.

Energía y comercio: el giro hacia Asia. El objetivo inmediato de Rusia es desplazar volúmenes energéticos hacia mercados asiáticos sin depender de rutas que bordean Europa. El proyecto Arctic LNG 2, sancionado por Occidente, reanudó operaciones a baja cadencia en la primavera y, desde finales de agosto, ha conseguido entregar cargamentos en China pese a las restricciones, encadenando nuevas descargas en septiembre. En crudo, los tránsitos de oeste a este ganan peso, con cargamentos desde el Ártico ruso y el Báltico orientados a puertos chinos. La temporada 2025 también ha visto más solicitudes de paso de navieras extranjeras, en su mayoría asiáticas, atraídas por tarifas competitivas en campaña y por la posibilidad de esquivar cuellos de botella en el Canal de Suez o el Cabo de Buena Esperanza.

La promesa y sus límites. Rusia proclamó hace años una meta de 80 millones de toneladas al año para mediados de la década. La realidad —menos de la mitad— sugiere que el “poder” del corredor aún depende de palancas por afinar:

Ventana de hielo y seguridad. El Ártico se calienta casi cuatro veces más rápido que el promedio global; 2025 marcó un mínimo histórico de hielo invernal. El retroceso del hielo facilita campañas más largas, pero también vuelve la meteorología más errática y los riesgos operativos más complejos.

Regulación y costes. La ruta está bajo régimen ruso: permisos, prácticos y, en la mayor parte del año, escolta de rompehielos. Para buques y, sobre todo, para buques de Estado (incluida la Armada), Moscú exige notificaciones anticipadas y puede suspender tránsitos por motivos de seguridad.

Ambiental y reputacional. Desde julio de 2024 rige la prohibición de usar o transportar fuelóleo pesado en aguas árticas, con exenciones transitorias, lo que obliga a combustibles alternativos y a protocolos nuevos de respuesta en caso de vertidos. ONG y expertos advierten, además, del auge de una “flota sombra” de petroleros viejos con estándares de seguro y seguimiento más laxos.

Economía de red. Las grandes navieras de contenedor, dependientes de escalas hub y fiabilidad total del calendario, se muestran cautelosas: sin puertos intermedios de gran capacidad y con incertidumbre climática, el Ártico sigue siendo un nicho estacional, por ahora. Aun así, los nuevos servicios chinos prueban que el nicho puede ensancharse.

La apuesta estatal: del “corredor” al poder de palanca. El Kremlin no oculta su ambición: triplicar la capacidad de Murmansk, atraer inversión del Sur Global mediante concesiones y extender el concepto de “Gran Ruta Marítima del Norte”, que conecte San Petersburgo y Kaliningrado con Vladivostok a través de un mosaico de puertos, ferrocarriles y terminales árticos. La hoja de ruta incluye más rompehielos, remolcadores de alta mar, centros SAR y ayudas a la navegación. Si esa capa logística se completa y el hielo sigue cediendo, el “canal” ártico —no una zanja continua, sino un sistema— otorgará a Rusia una palanca estructural: controlar tiempos y costes de parte del comercio energético euroasiático y condicionar, con escoltas y permisos, quién cruza, cuándo y a qué precio.

Qué mirar a partir de ahora. Tres señales medirán el verdadero salto de poder:
(1) que los rompehielos en cartera se entreguen en plazo y la navegación invernal se estabilice sin incidentes serios;
(2) que terminales clave —Lavna, Sever Bay y los de Gydán/Yamal— muevan volúmenes cercanos a diseño pese a sanciones y restricciones de flota; y
(3) que los servicios de contenedores de nuevo cuño pasen de campañas piloto a líneas estacionales regulares, con garantías de seguro e infraestructuras de rescate robustas. Si esas tres piezas encajan, el “canal” del Ártico se parecerá menos a una promesa y más a un instrumento de poder tangible.