The China Mail - Dólar y Petróleo Ruso: Trampa

USD -
AED 3.672502
AFN 65.501654
ALL 81.825024
AMD 381.697294
ANG 1.790403
AOA 917.000144
ARS 1438.256099
AUD 1.507135
AWG 1.8025
AZN 1.682747
BAM 1.664171
BBD 2.013461
BDT 122.170791
BGN 1.664175
BHD 0.37703
BIF 2966
BMD 1
BND 1.288843
BOB 6.933052
BRL 5.416202
BSD 0.999711
BTN 90.668289
BWP 13.203148
BYN 2.923573
BYR 19600
BZD 2.010568
CAD 1.377031
CDF 2249.999877
CHF 0.795598
CLF 0.023307
CLP 914.329763
CNY 7.04725
CNH 7.042331
COP 3819.82
CRC 500.068071
CUC 1
CUP 26.5
CVE 94.202233
CZK 20.683973
DJF 177.719775
DKK 6.35327
DOP 63.350378
DZD 129.667968
EGP 47.4327
ERN 15
ETB 155.050157
EUR 0.85055
FJD 2.279502
FKP 0.748248
GBP 0.74727
GEL 2.695013
GGP 0.748248
GHS 11.504941
GIP 0.748248
GMD 73.474966
GNF 8689.999828
GTQ 7.65801
GYD 209.150549
HKD 7.782105
HNL 26.209613
HRK 6.407965
HTG 130.986011
HUF 327.090396
IDR 16652.3
ILS 3.21285
IMP 0.748248
INR 90.77715
IQD 1310
IRR 42110.000069
ISK 126.060336
JEP 0.748248
JMD 159.763112
JOD 0.708998
JPY 154.77699
KES 128.909925
KGS 87.449928
KHR 4004.000349
KMF 419.999884
KPW 899.999687
KRW 1469.049987
KWD 0.30674
KYD 0.833099
KZT 515.622341
LAK 21665.000454
LBP 88848.954563
LKR 309.11133
LRD 177.249642
LSL 16.809857
LTL 2.95274
LVL 0.60489
LYD 5.420172
MAD 9.182497
MDL 16.874708
MGA 4509.999873
MKD 52.352926
MMK 2099.265884
MNT 3545.865278
MOP 8.013921
MRU 39.750214
MUR 45.950248
MVR 15.398917
MWK 1736.999921
MXN 17.98449
MYR 4.095502
MZN 63.903654
NAD 16.810201
NGN 1452.102315
NIO 36.733491
NOK 10.14228
NPR 145.069092
NZD 1.728925
OMR 0.384497
PAB 0.999711
PEN 3.3715
PGK 4.25325
PHP 58.837505
PKR 280.250292
PLN 3.587485
PYG 6714.373234
QAR 3.641001
RON 4.330803
RSD 99.833037
RUB 79.498346
RWF 1452
SAR 3.752191
SBD 8.160045
SCR 14.0099
SDG 601.531123
SEK 9.282555
SGD 1.28937
SHP 0.750259
SLE 24.050504
SLL 20969.503664
SOS 571.503298
SRD 38.609853
STD 20697.981008
STN 21.2
SVC 8.74715
SYP 11056.681827
SZL 16.810215
THB 31.479653
TJS 9.192328
TMT 3.5
TND 2.911499
TOP 2.40776
TRY 42.698994
TTD 6.784997
TWD 31.343501
TZS 2482.504285
UAH 42.255795
UGX 3560.97478
UYU 39.174977
UZS 12125.000181
VES 267.43975
VND 26320
VUV 121.127634
WST 2.775483
XAF 558.147272
XAG 0.015636
XAU 0.000232
XCD 2.70255
XCG 1.801675
XDR 0.695393
XOF 558.507189
XPF 101.999741
YER 238.44981
ZAR 16.784103
ZMK 9001.214885
ZMW 23.168034
ZWL 321.999592

Dólar y Petróleo Ruso: Trampa




El gobierno de Estados Unidos ha intensificado en 2025 su estrategia para presionar la industria energética rusa, utilizando el dólar como un arma geopolítica. Las sanciones financieras y comerciales han sido la punta de lanza de esta política, que busca reducir los ingresos que Moscú obtiene de la venta de crudo para financiar su guerra en Ucrania. Washington y sus aliados del G7 han impuesto un tope de 60 dólares por barril a las exportaciones de petróleo ruso y prohibido que compañías de transporte, aseguradoras y entidades financieras occidentales participen en operaciones que superen ese límite. Además, el Departamento del Tesoro incluyó a gigantes como Rosneft, Lukoil, Gazprom Neft y Surgutneftegaz en listas negras que dificultan su acceso a dólares y a servicios internacionales, sancionando asimismo a más de 180 buques y empresas de corretaje implicados en el traslado del crudo.

Esta ofensiva no surge de la nada. En 2022, pocos meses después de la invasión de Ucrania, Washington y Bruselas congelaron unos 300.000 millones de dólares en reservas internacionales del Banco Central ruso. El mensaje era claro: ningún país, por grande que sea, está a salvo de la capacidad de Estados Unidos para aislarlo del sistema financiero global. La combinación de restricciones al petróleo y congelamiento de activos ha supuesto que al menos 450.000 millones de dólares de capital ruso estén bloqueados en Occidente. Funcionarios estadounidenses han declarado que estas medidas se mantendrán hasta que el Kremlin muestre voluntad de cesar la guerra y entablar negociaciones de paz.

La ofensiva ha tenido efectos inmediatos. Los precios del petróleo subieron tras el anuncio de nuevas sanciones y muchas refinerías occidentales dejaron de comprar crudo ruso. Lukoil, uno de los mayores productores privados, ha tenido que vender activos en Europa del Este a precios reducidos. La presión financiera también ha golpeado a la red de estaciones Teboil en Finlandia, que se ha visto al borde de quedarse sin combustible. En Bulgaria, el Parlamento aprobó una ley para expropiar la refinería de Burgas, controlada por Lukoil, y asegurar el suministro nacional. Esta ola sancionatoria ha forzado a bancos y empresas europeas a desvincularse de operaciones con petroleras rusas antes de que finalice el año.

Rusia, no obstante, no ha dejado de exportar crudo. El Kremlin ha respondido construyendo una flota de buques cisterna de segundo nivel, opacos y sin los seguros tradicionales, conocida como “flota en la sombra”. Estos barcos, registrados a menudo en paraísos fiscales y con propietarios difíciles de rastrear, realizan transferencias de barco a barco en alta mar y usan puertos intermedios para ocultar el origen de los cargamentos. Según estimaciones independientes, entre 1.200 y 1.600 buques —cerca de una quinta parte de la flota mundial de petroleros— participan en este comercio oscuro. Esta ingeniería logística evita en muchos casos el límite de precio del G7 pero implica mayores costos de transporte y comisiones para intermediarios, lo que reduce el margen de beneficio del petróleo ruso.

La estrategia también ha obligado a Moscú a ofrecer descuentos adicionales para mantener la fidelidad de sus clientes asiáticos. China, India y Turquía concentran la mayor parte de las compras de crudo ruso. La estrecha relación energética entre Moscú y Pekín es especialmente notable: alrededor del 95 % del comercio bilateral se liquida en rublos y yuanes. Al mismo tiempo, para sortear la vigilancia de los bancos occidentales, algunos intermediarios han pedido a las refinerías indias que paguen sus compras en la moneda china en lugar de dólares o dirhams. El gigante Indian Oil ha efectuado pagos en yuanes por algunos cargamentos este año, mientras que otros compradores indios y turcos buscan fórmulas similares. Incluso Arabia Saudí ha vendido parte de su petróleo a China en yuanes, una señal de que la diversificación monetaria en el comercio energético ya no es una rareza.

La política de sanciones estadounidense también ha repercutido en el tipo de cambio. Las elevadas tasas de interés y los controles de capital han fortalecido al rublo desde finales de 2024, pero esa fortaleza tiene un coste: cuando los ingresos petroleros se convierten a la moneda rusa, el presupuesto del Estado recibe menos rublos por cada dólar o yuan. Según especialistas, Rusia prefiere un rublo débil para maximizar sus ingresos fiscales, por lo que las autoridades han intervenido en el mercado para atenuar su apreciación.

El uso intensivo del dólar como herramienta de castigo ha despertado temores sobre su propio futuro como moneda hegemónica. La congelación de reservas y las restricciones a las transacciones en dólares transmiten a muchos países la impresión de que los ahorros acumulados en esa divisa no están seguros si entran en conflicto con la política exterior de Washington. Como consecuencia, bancos centrales de todo el mundo han reducido la proporción de dólares en sus reservas a niveles inferiores al 47 % y han aumentado sus tenencias de oro y de yuanes. Encuestas recientes indican que más del 80 % de los gestores de reservas consideran el riesgo de “armamentización” del dólar como un motivo para diversificar hacia otras monedas.

En este contexto, el bloque BRICS —Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, con la incorporación de varios nuevos miembros— ha debatido intensamente la necesidad de una moneda común o al menos un sistema de pagos alternativo que evite el dólar. Sin embargo, en su cumbre de Río de Janeiro de 2025 no llegaron a concretar una divisa única. El grupo se limitó a promover el uso de monedas locales en el comercio mutuo. El propio presidente Vladímir Putin declaró en 2024 que el objetivo no era abandonar por completo el dólar ni crear una moneda común, sino ampliar las opciones para reducir la dependencia. La Unión Europea también explora sistemas de pago propios, y otros países sancionados recurren al trueque, al oro o a las criptomonedas para eludir la vigilancia de Estados Unidos.

Los analistas coinciden en que el mercado mundial carece actualmente de una alternativa viable al dólar. Aun con la multiplicación de acuerdos en yuanes, euros o rupias, más del 60 % de las reservas internacionales sigue siendo en dólares y la mayoría de las transacciones de materias primas se pagan en esa moneda. La infraestructura financiera estadounidense —desde el sistema de cámaras de compensación de la Reserva Federal hasta la red SWIFT— facilita transacciones seguras y transparentes que otras divisas no pueden igualar por ahora. Por eso, el mayor riesgo para la primacía del dólar no reside en un reemplazo inmediato, sino en un deterioro gradual de la confianza. Cuanto más se utilice el sistema financiero como arma, más incentivo tendrán otros gobiernos para construir estructuras paralelas.

Esta dinámica encierra una trampa paradójica para Washington. Las sanciones sobre el petróleo ruso han debilitado temporalmente la capacidad de Moscú para financiar la guerra y han enviado un mensaje claro sobre las consecuencias de violar normas internacionales. Pero el éxito de estas medidas descansa precisamente en la confianza global en el dólar y en la voluntad de otros países de respetar las reglas fijadas por Estados Unidos. Un uso excesivo puede erosionar esa confianza y fomentar la desdolarización del comercio internacional, algo que beneficiaría a los competidores estratégicos de Estados Unidos. El dilema para los responsables de la política exterior norteamericana consiste en calibrar la presión contra Rusia sin precipitar el declive del sistema que les confiere poder.