The China Mail - DOGE: Fracaso en recortar gasto

USD -
AED 3.672455
AFN 69.726577
ALL 84.580014
AMD 383.760534
ANG 1.789623
AOA 916.00004
ARS 1182.244902
AUD 1.528725
AWG 1.8025
AZN 1.700258
BAM 1.688822
BBD 2.018142
BDT 122.249135
BGN 1.685675
BHD 0.377144
BIF 2976.232109
BMD 1
BND 1.27971
BOB 6.921831
BRL 5.5082
BSD 0.999486
BTN 85.958163
BWP 13.345422
BYN 3.271062
BYR 19600
BZD 2.007728
CAD 1.355755
CDF 2877.000321
CHF 0.810875
CLF 0.024394
CLP 936.109906
CNY 7.181603
CNH 7.181855
COP 4099.3
CRC 503.844676
CUC 1
CUP 26.5
CVE 95.216507
CZK 21.391009
DJF 177.993653
DKK 6.434021
DOP 58.915719
DZD 130.040422
EGP 50.260102
ERN 15
ETB 136.563694
EUR 0.862698
FJD 2.238199
FKP 0.736284
GBP 0.735403
GEL 2.740235
GGP 0.736284
GHS 10.295534
GIP 0.736284
GMD 70.501488
GNF 8660.285222
GTQ 7.681581
GYD 209.114263
HKD 7.849795
HNL 26.087032
HRK 6.4982
HTG 130.801014
HUF 345.9625
IDR 16271
ILS 3.49327
IMP 0.736284
INR 85.911403
IQD 1309.391717
IRR 42099.999776
ISK 123.879873
JEP 0.736284
JMD 159.534737
JOD 0.709025
JPY 143.996499
KES 129.292219
KGS 87.450145
KHR 4001.467953
KMF 426.502097
KPW 900
KRW 1356.574958
KWD 0.30587
KYD 0.832934
KZT 512.565895
LAK 21561.643244
LBP 89558.448287
LKR 300.951131
LRD 199.909332
LSL 17.782201
LTL 2.95274
LVL 0.60489
LYD 5.425523
MAD 9.103626
MDL 17.092157
MGA 4438.399931
MKD 53.074637
MMK 2099.907788
MNT 3581.247911
MOP 8.081774
MRU 39.572225
MUR 45.249951
MVR 15.404961
MWK 1733.221078
MXN 18.87315
MYR 4.240501
MZN 63.950096
NAD 17.782201
NGN 1546.360071
NIO 36.784547
NOK 9.907915
NPR 137.533407
NZD 1.645319
OMR 0.384501
PAB 0.999503
PEN 3.618529
PGK 4.113794
PHP 56.287503
PKR 282.963746
PLN 3.68315
PYG 7973.439139
QAR 3.655212
RON 4.329798
RSD 101.125001
RUB 78.624324
RWF 1443.343479
SAR 3.751882
SBD 8.347391
SCR 14.21625
SDG 600.495361
SEK 9.454975
SGD 1.27857
SHP 0.785843
SLE 22.049844
SLL 20969.503664
SOS 571.206528
SRD 38.740969
STD 20697.981008
SVC 8.745774
SYP 13001.9038
SZL 17.774017
THB 32.395032
TJS 10.125468
TMT 3.5
TND 2.94987
TOP 2.342097
TRY 39.368685
TTD 6.785398
TWD 29.419002
TZS 2579.432043
UAH 41.557366
UGX 3603.362447
UYU 40.870605
UZS 12753.70328
VES 102.166996
VND 26061.5
VUV 119.102474
WST 2.619188
XAF 566.420137
XAG 0.027481
XAU 0.000294
XCD 2.70255
XDR 0.70726
XOF 566.43481
XPF 102.980351
YER 243.349545
ZAR 17.781045
ZMK 9001.195038
ZMW 24.238499
ZWL 321.999592

DOGE: Fracaso en recortar gasto




El Departamento de Gasto Eficiente del Gobierno (DOGE), una iniciativa lanzada en 2024 bajo la administración de Donald Trump, prometía revolucionar la gestión fiscal de Estados Unidos recortando gastos innecesarios y optimizando el presupuesto federal. Sin embargo, a más de un año de su creación, DOGE ha sido catalogado como un rotundo fracaso, incapaz de cumplir sus ambiciosos objetivos y generando más críticas que resultados concretos. Este artículo analiza las razones detrás de su ineficacia y el impacto de su desempeño en la economía estadounidense.

DOGE, liderado inicialmente por figuras como Elon Musk y Vivek Ramaswamy, se presentó con la misión de identificar y eliminar gastos federales superfluos, reducir la burocracia y mejorar la eficiencia del gobierno. La propuesta resonó entre quienes abogaban por un gobierno más austero, especialmente tras años de déficits fiscales crecientes. Se estimaba que el gobierno federal gastaría 6.8 billones de dólares en 2024, con un déficit proyectado de 1.9 billones. DOGE prometía ahorros significativos, con metas iniciales de recortar al menos 2 billones en una década.

Sin embargo, los resultados han sido decepcionantes. Hasta abril de 2025, los recortes verificables atribuidos a DOGE apenas alcanzan los 100 mil millones de dólares, una fracción de lo prometido, y muchos de estos ahorros provienen de ajustes ya planificados antes de su creación. Programas sociales, infraestructura y defensa, que representan la mayor parte del presupuesto, han resultado intocables debido a presiones políticas y necesidades prácticas. Por ejemplo, intentos de reducir fondos para Medicare o el Departamento de Defensa enfrentaron fuerte oposición en el Congreso, limitando el margen de acción de DOGE.

La estructura de DOGE también ha sido un obstáculo. Diseñado como un organismo consultivo sin autoridad ejecutiva directa, depende de la aprobación de otras agencias y del Congreso para implementar cambios. Esta falta de poder real ha frustrado sus esfuerzos, dejando muchas recomendaciones en el limbo. Además, la rotación de personal clave, incluidas las salidas de algunos asesores prominentes, ha mermado su capacidad operativa. La complejidad del presupuesto federal, con miles de partidas entrelazadas, ha demostrado ser un desafío mayor de lo anticipado.

Otro factor crítico es la percepción pública. DOGE fue promocionado como una solución audaz, pero su incapacidad para generar ahorros visibles ha alimentado el escepticismo. Encuestas recientes muestran que solo el 22% de los estadounidenses cree que DOGE ha tenido un impacto positivo, mientras que el 60% lo considera ineficaz. La retórica inicial, que prometía recortes drásticos sin afectar servicios esenciales, resultó insostenible, erosionando la confianza. Las críticas también señalan que DOGE ha desviado atención de reformas fiscales más amplias, como la simplificación del código tributario o el aumento de ingresos.

El contexto económico no ha ayudado. Con una inflación que, aunque moderada en 2025 (alrededor del 2.5%), sigue presionando los costos, y un crecimiento del PIB proyectado en un modesto 1.8%, los márgenes para recortes agresivos son limitados. La deuda nacional, que supera los 34 billones de dólares, exige soluciones integrales más allá de la reducción de gastos. DOGE, sin una estrategia clara para abordar el lado de los ingresos, como impuestos o crecimiento económico, ha quedado atrapado en un enfoque unilateral.

El impacto de DOGE en la política fiscal ha sido mínimo, pero sus consecuencias políticas son notables. La percepción de fracaso ha debilitado la narrativa de eficiencia gubernamental promovida por sus defensores, afectando la credibilidad de iniciativas similares. Algunos analistas argumentan que DOGE podría haber funcionado mejor como una comisión temporal con metas específicas, en lugar de una entidad permanente con expectativas infladas.

Mirando hacia adelante, el futuro de DOGE es incierto. Sin ajustes significativos en su mandato o estructura, es improbable que cumpla sus promesas originales. La experiencia subraya una lección clave: recortar el gasto federal requiere no solo voluntad política, sino también un enfoque práctico y coordinado que DOGE no ha logrado implementar. Mientras el déficit sigue creciendo, Estados Unidos necesita soluciones más robustas para garantizar la sostenibilidad fiscal.