The China Mail - DOGE: Fracaso en recortar gasto

USD -
AED 3.67303
AFN 68.738366
ALL 85.408317
AMD 382.629262
ANG 1.789699
AOA 916.999986
ARS 1371.494096
AUD 1.556835
AWG 1.8025
AZN 1.696692
BAM 1.713247
BBD 2.018439
BDT 122.209083
BGN 1.713595
BHD 0.377054
BIF 2980.443685
BMD 1
BND 1.298031
BOB 6.908
BRL 5.621094
BSD 0.999759
BTN 87.434466
BWP 13.715262
BYN 3.271533
BYR 19600
BZD 2.008103
CAD 1.387455
CDF 2890.000028
CHF 0.816525
CLF 0.024818
CLP 973.620093
CNY 7.20045
CNH 7.221415
COP 4186.77
CRC 505.09165
CUC 1
CUP 26.5
CVE 96.591506
CZK 21.560124
DJF 178.017213
DKK 6.54421
DOP 60.758163
DZD 131.011424
EGP 48.622297
ERN 15
ETB 137.900094
EUR 0.87688
FJD 2.27435
FKP 0.756365
GBP 0.759845
GEL 2.700803
GGP 0.756365
GHS 10.496901
GIP 0.756365
GMD 72.50174
GNF 8669.90759
GTQ 7.6728
GYD 209.14964
HKD 7.849895
HNL 26.270722
HRK 6.605098
HTG 130.871822
HUF 350.894992
IDR 16519.6
ILS 3.423805
IMP 0.756365
INR 87.49895
IQD 1309.594201
IRR 42112.499915
ISK 125.380072
JEP 0.756365
JMD 160.357401
JOD 0.709004
JPY 150.498499
KES 129.149825
KGS 87.450156
KHR 4005.869084
KMF 431.497143
KPW 899.980278
KRW 1404.470237
KWD 0.306101
KYD 0.83306
KZT 542.539912
LAK 21618.378118
LBP 89577.469724
LKR 301.206666
LRD 200.433611
LSL 18.312404
LTL 2.95274
LVL 0.60489
LYD 5.461657
MAD 9.154633
MDL 17.214813
MGA 4537.590609
MKD 53.925498
MMK 2098.469766
MNT 3591.435698
MOP 8.082518
MRU 39.876486
MUR 46.749928
MVR 15.388724
MWK 1733.48225
MXN 18.95347
MYR 4.277499
MZN 63.960093
NAD 18.312244
NGN 1532.209713
NIO 36.791275
NOK 10.359395
NPR 139.89532
NZD 1.705975
OMR 0.384494
PAB 0.999672
PEN 3.591354
PGK 4.210849
PHP 58.123497
PKR 283.659943
PLN 3.74916
PYG 7487.900488
QAR 3.634652
RON 4.449802
RSD 102.727966
RUB 80.398287
RWF 1444.057552
SAR 3.751342
SBD 8.244163
SCR 14.683895
SDG 600.49797
SEK 9.819145
SGD 1.298715
SHP 0.785843
SLE 23.000175
SLL 20969.503947
SOS 571.315945
SRD 36.8155
STD 20697.981008
STN 21.461577
SVC 8.74741
SYP 13001.991551
SZL 18.307163
THB 32.848501
TJS 9.431969
TMT 3.51
TND 2.973786
TOP 2.342097
TRY 40.6668
TTD 6.775727
TWD 29.927497
TZS 2529.611964
UAH 41.788813
UGX 3583.645402
UYU 40.16117
UZS 12687.776464
VES 123.721575
VND 26220
VUV 120.138643
WST 2.771841
XAF 574.607012
XAG 0.027445
XAU 0.000303
XCD 2.70255
XCG 1.801721
XDR 0.69341
XOF 574.569264
XPF 104.467872
YER 240.649634
ZAR 18.327975
ZMK 9001.200361
ZMW 22.86753
ZWL 321.999592

DOGE: Fracaso en recortar gasto




El Departamento de Gasto Eficiente del Gobierno (DOGE), una iniciativa lanzada en 2024 bajo la administración de Donald Trump, prometía revolucionar la gestión fiscal de Estados Unidos recortando gastos innecesarios y optimizando el presupuesto federal. Sin embargo, a más de un año de su creación, DOGE ha sido catalogado como un rotundo fracaso, incapaz de cumplir sus ambiciosos objetivos y generando más críticas que resultados concretos. Este artículo analiza las razones detrás de su ineficacia y el impacto de su desempeño en la economía estadounidense.

DOGE, liderado inicialmente por figuras como Elon Musk y Vivek Ramaswamy, se presentó con la misión de identificar y eliminar gastos federales superfluos, reducir la burocracia y mejorar la eficiencia del gobierno. La propuesta resonó entre quienes abogaban por un gobierno más austero, especialmente tras años de déficits fiscales crecientes. Se estimaba que el gobierno federal gastaría 6.8 billones de dólares en 2024, con un déficit proyectado de 1.9 billones. DOGE prometía ahorros significativos, con metas iniciales de recortar al menos 2 billones en una década.

Sin embargo, los resultados han sido decepcionantes. Hasta abril de 2025, los recortes verificables atribuidos a DOGE apenas alcanzan los 100 mil millones de dólares, una fracción de lo prometido, y muchos de estos ahorros provienen de ajustes ya planificados antes de su creación. Programas sociales, infraestructura y defensa, que representan la mayor parte del presupuesto, han resultado intocables debido a presiones políticas y necesidades prácticas. Por ejemplo, intentos de reducir fondos para Medicare o el Departamento de Defensa enfrentaron fuerte oposición en el Congreso, limitando el margen de acción de DOGE.

La estructura de DOGE también ha sido un obstáculo. Diseñado como un organismo consultivo sin autoridad ejecutiva directa, depende de la aprobación de otras agencias y del Congreso para implementar cambios. Esta falta de poder real ha frustrado sus esfuerzos, dejando muchas recomendaciones en el limbo. Además, la rotación de personal clave, incluidas las salidas de algunos asesores prominentes, ha mermado su capacidad operativa. La complejidad del presupuesto federal, con miles de partidas entrelazadas, ha demostrado ser un desafío mayor de lo anticipado.

Otro factor crítico es la percepción pública. DOGE fue promocionado como una solución audaz, pero su incapacidad para generar ahorros visibles ha alimentado el escepticismo. Encuestas recientes muestran que solo el 22% de los estadounidenses cree que DOGE ha tenido un impacto positivo, mientras que el 60% lo considera ineficaz. La retórica inicial, que prometía recortes drásticos sin afectar servicios esenciales, resultó insostenible, erosionando la confianza. Las críticas también señalan que DOGE ha desviado atención de reformas fiscales más amplias, como la simplificación del código tributario o el aumento de ingresos.

El contexto económico no ha ayudado. Con una inflación que, aunque moderada en 2025 (alrededor del 2.5%), sigue presionando los costos, y un crecimiento del PIB proyectado en un modesto 1.8%, los márgenes para recortes agresivos son limitados. La deuda nacional, que supera los 34 billones de dólares, exige soluciones integrales más allá de la reducción de gastos. DOGE, sin una estrategia clara para abordar el lado de los ingresos, como impuestos o crecimiento económico, ha quedado atrapado en un enfoque unilateral.

El impacto de DOGE en la política fiscal ha sido mínimo, pero sus consecuencias políticas son notables. La percepción de fracaso ha debilitado la narrativa de eficiencia gubernamental promovida por sus defensores, afectando la credibilidad de iniciativas similares. Algunos analistas argumentan que DOGE podría haber funcionado mejor como una comisión temporal con metas específicas, en lugar de una entidad permanente con expectativas infladas.

Mirando hacia adelante, el futuro de DOGE es incierto. Sin ajustes significativos en su mandato o estructura, es improbable que cumpla sus promesas originales. La experiencia subraya una lección clave: recortar el gasto federal requiere no solo voluntad política, sino también un enfoque práctico y coordinado que DOGE no ha logrado implementar. Mientras el déficit sigue creciendo, Estados Unidos necesita soluciones más robustas para garantizar la sostenibilidad fiscal.