The China Mail - DOGE: Fracaso en recortar gasto

USD -
AED 3.672503
AFN 67.162314
ALL 82.184237
AMD 382.453242
ANG 1.790403
AOA 916.99965
ARS 1465.993803
AUD 1.498435
AWG 1.8
AZN 1.699774
BAM 1.657071
BBD 2.015039
BDT 121.809563
BGN 1.6572
BHD 0.377073
BIF 2985.9143
BMD 1
BND 1.278907
BOB 6.913643
BRL 5.307898
BSD 1.000445
BTN 88.071848
BWP 13.30961
BYN 3.386074
BYR 19600
BZD 2.014107
CAD 1.37475
CDF 2857.999436
CHF 0.790598
CLF 0.024206
CLP 949.589768
CNY 7.118983
CNH 7.111105
COP 3907.93
CRC 503.950351
CUC 1
CUP 26.5
CVE 93.422351
CZK 20.59235
DJF 178.161869
DKK 6.320404
DOP 62.73008
DZD 129.401966
EGP 48.101102
ERN 15
ETB 144.431764
EUR 0.84669
FJD 2.233203
FKP 0.734967
GBP 0.733065
GEL 2.70406
GGP 0.734967
GHS 12.255618
GIP 0.734967
GMD 70.497048
GNF 8676.717911
GTQ 7.669204
GYD 209.2309
HKD 7.78263
HNL 26.232425
HRK 6.377702
HTG 130.910169
HUF 329.907503
IDR 16408.4
ILS 3.34323
IMP 0.734967
INR 88.05195
IQD 1310.604552
IRR 42049.999655
ISK 121.240108
JEP 0.734967
JMD 160.781838
JOD 0.709034
JPY 146.959015
KES 129.197444
KGS 87.448601
KHR 4010.082396
KMF 418.501128
KPW 900.007376
KRW 1381.670231
KWD 0.30508
KYD 0.833704
KZT 540.992565
LAK 21683.082333
LBP 89591.747686
LKR 302.065197
LRD 178.085616
LSL 17.375509
LTL 2.95274
LVL 0.60489
LYD 5.408863
MAD 8.978162
MDL 16.567325
MGA 4405.752897
MKD 52.131256
MMK 2099.083667
MNT 3597.122259
MOP 8.019911
MRU 39.844614
MUR 45.260008
MVR 15.305751
MWK 1734.511025
MXN 18.34445
MYR 4.206501
MZN 63.898647
NAD 17.375362
NGN 1494.35025
NIO 36.812519
NOK 9.81342
NPR 140.914617
NZD 1.67287
OMR 0.384491
PAB 1.000445
PEN 3.491555
PGK 4.182005
PHP 56.928015
PKR 283.882231
PLN 3.59836
PYG 7138.923485
QAR 3.648256
RON 4.286404
RSD 99.165994
RUB 82.794059
RWF 1450.170511
SAR 3.750777
SBD 8.217016
SCR 14.829082
SDG 601.501976
SEK 9.254601
SGD 1.277835
SHP 0.785843
SLE 23.324992
SLL 20969.503664
SOS 571.731164
SRD 39.140496
STD 20697.981008
STN 20.757874
SVC 8.753818
SYP 13001.858835
SZL 17.369681
THB 31.719754
TJS 9.414416
TMT 3.5
TND 2.902894
TOP 2.342097
TRY 41.295397
TTD 6.795027
TWD 30.119503
TZS 2465.701989
UAH 41.171741
UGX 3504.268073
UYU 40.184869
UZS 12350.302255
VES 160.247375
VND 26377.5
VUV 119.183243
WST 2.760903
XAF 555.766241
XAG 0.023361
XAU 0.000271
XCD 2.70255
XCG 1.803054
XDR 0.695295
XOF 555.759178
XPF 101.043392
YER 239.605167
ZAR 17.347802
ZMK 9001.203454
ZMW 23.386075
ZWL 321.999592

DOGE: Fracaso en recortar gasto




El Departamento de Gasto Eficiente del Gobierno (DOGE), una iniciativa lanzada en 2024 bajo la administración de Donald Trump, prometía revolucionar la gestión fiscal de Estados Unidos recortando gastos innecesarios y optimizando el presupuesto federal. Sin embargo, a más de un año de su creación, DOGE ha sido catalogado como un rotundo fracaso, incapaz de cumplir sus ambiciosos objetivos y generando más críticas que resultados concretos. Este artículo analiza las razones detrás de su ineficacia y el impacto de su desempeño en la economía estadounidense.

DOGE, liderado inicialmente por figuras como Elon Musk y Vivek Ramaswamy, se presentó con la misión de identificar y eliminar gastos federales superfluos, reducir la burocracia y mejorar la eficiencia del gobierno. La propuesta resonó entre quienes abogaban por un gobierno más austero, especialmente tras años de déficits fiscales crecientes. Se estimaba que el gobierno federal gastaría 6.8 billones de dólares en 2024, con un déficit proyectado de 1.9 billones. DOGE prometía ahorros significativos, con metas iniciales de recortar al menos 2 billones en una década.

Sin embargo, los resultados han sido decepcionantes. Hasta abril de 2025, los recortes verificables atribuidos a DOGE apenas alcanzan los 100 mil millones de dólares, una fracción de lo prometido, y muchos de estos ahorros provienen de ajustes ya planificados antes de su creación. Programas sociales, infraestructura y defensa, que representan la mayor parte del presupuesto, han resultado intocables debido a presiones políticas y necesidades prácticas. Por ejemplo, intentos de reducir fondos para Medicare o el Departamento de Defensa enfrentaron fuerte oposición en el Congreso, limitando el margen de acción de DOGE.

La estructura de DOGE también ha sido un obstáculo. Diseñado como un organismo consultivo sin autoridad ejecutiva directa, depende de la aprobación de otras agencias y del Congreso para implementar cambios. Esta falta de poder real ha frustrado sus esfuerzos, dejando muchas recomendaciones en el limbo. Además, la rotación de personal clave, incluidas las salidas de algunos asesores prominentes, ha mermado su capacidad operativa. La complejidad del presupuesto federal, con miles de partidas entrelazadas, ha demostrado ser un desafío mayor de lo anticipado.

Otro factor crítico es la percepción pública. DOGE fue promocionado como una solución audaz, pero su incapacidad para generar ahorros visibles ha alimentado el escepticismo. Encuestas recientes muestran que solo el 22% de los estadounidenses cree que DOGE ha tenido un impacto positivo, mientras que el 60% lo considera ineficaz. La retórica inicial, que prometía recortes drásticos sin afectar servicios esenciales, resultó insostenible, erosionando la confianza. Las críticas también señalan que DOGE ha desviado atención de reformas fiscales más amplias, como la simplificación del código tributario o el aumento de ingresos.

El contexto económico no ha ayudado. Con una inflación que, aunque moderada en 2025 (alrededor del 2.5%), sigue presionando los costos, y un crecimiento del PIB proyectado en un modesto 1.8%, los márgenes para recortes agresivos son limitados. La deuda nacional, que supera los 34 billones de dólares, exige soluciones integrales más allá de la reducción de gastos. DOGE, sin una estrategia clara para abordar el lado de los ingresos, como impuestos o crecimiento económico, ha quedado atrapado en un enfoque unilateral.

El impacto de DOGE en la política fiscal ha sido mínimo, pero sus consecuencias políticas son notables. La percepción de fracaso ha debilitado la narrativa de eficiencia gubernamental promovida por sus defensores, afectando la credibilidad de iniciativas similares. Algunos analistas argumentan que DOGE podría haber funcionado mejor como una comisión temporal con metas específicas, en lugar de una entidad permanente con expectativas infladas.

Mirando hacia adelante, el futuro de DOGE es incierto. Sin ajustes significativos en su mandato o estructura, es improbable que cumpla sus promesas originales. La experiencia subraya una lección clave: recortar el gasto federal requiere no solo voluntad política, sino también un enfoque práctico y coordinado que DOGE no ha logrado implementar. Mientras el déficit sigue creciendo, Estados Unidos necesita soluciones más robustas para garantizar la sostenibilidad fiscal.