The China Mail - DOGE: Fracaso en recortar gasto

USD -
AED 3.673021
AFN 69.508525
ALL 84.400803
AMD 384.030191
ANG 1.789699
AOA 916.999755
ARS 1339.250097
AUD 1.544938
AWG 1.8025
AZN 1.702706
BAM 1.694735
BBD 2.019765
BDT 121.944985
BGN 1.689245
BHD 0.377013
BIF 2948.5
BMD 1
BND 1.289107
BOB 6.912269
BRL 5.506202
BSD 1.000308
BTN 87.75145
BWP 13.585141
BYN 3.287192
BYR 19600
BZD 2.009393
CAD 1.378055
CDF 2889.999822
CHF 0.807515
CLF 0.024647
CLP 966.901729
CNY 7.184102
CNH 7.18895
COP 4090.55
CRC 505.435183
CUC 1
CUP 26.5
CVE 95.625008
CZK 21.244099
DJF 177.720201
DKK 6.44754
DOP 60.824976
DZD 130.348899
EGP 48.430901
ERN 15
ETB 138.149711
EUR 0.86391
FJD 2.262982
FKP 0.752485
GBP 0.75179
GEL 2.701788
GGP 0.752485
GHS 10.55021
GIP 0.752485
GMD 72.498309
GNF 8674.999848
GTQ 7.674744
GYD 209.292653
HKD 7.84989
HNL 26.350237
HRK 6.507503
HTG 131.268711
HUF 344.077498
IDR 16375
ILS 3.457475
IMP 0.752485
INR 87.803503
IQD 1310
IRR 42124.999893
ISK 123.370533
JEP 0.752485
JMD 160.063082
JOD 0.709051
JPY 147.650499
KES 129.493572
KGS 87.449871
KHR 4009.999723
KMF 425.491204
KPW 900.023324
KRW 1386.294977
KWD 0.30568
KYD 0.833601
KZT 537.911971
LAK 21599.999658
LBP 89550.00039
LKR 300.828824
LRD 201.000215
LSL 17.930451
LTL 2.95274
LVL 0.60489
LYD 5.434973
MAD 9.07625
MDL 17.030753
MGA 4435.00016
MKD 53.316812
MMK 2098.973477
MNT 3592.605619
MOP 8.088525
MRU 39.902952
MUR 45.970178
MVR 15.398726
MWK 1736.502065
MXN 18.732986
MYR 4.227502
MZN 63.959751
NAD 17.929948
NGN 1523.539756
NIO 36.749654
NOK 10.256475
NPR 140.403537
NZD 1.695765
OMR 0.38451
PAB 1.000321
PEN 3.571501
PGK 4.131502
PHP 57.479739
PKR 282.695625
PLN 3.70025
PYG 7492.775412
QAR 3.640502
RON 4.384101
RSD 101.207317
RUB 80.002937
RWF 1441
SAR 3.752229
SBD 8.237372
SCR 14.769523
SDG 600.495467
SEK 9.665705
SGD 1.287445
SHP 0.785843
SLE 22.949843
SLL 20969.503947
SOS 571.50624
SRD 36.969503
STD 20697.981008
STN 21.57
SVC 8.752692
SYP 13002.222445
SZL 17.929598
THB 32.331005
TJS 9.41336
TMT 3.51
TND 2.879499
TOP 2.342102
TRY 40.672971
TTD 6.787371
TWD 29.884803
TZS 2455.000035
UAH 41.705046
UGX 3580.449636
UYU 40.154413
UZS 12675.000124
VES 126.12235
VND 26250
VUV 119.406554
WST 2.772467
XAF 568.405501
XAG 0.026411
XAU 0.000296
XCD 2.70255
XCG 1.80286
XDR 0.704914
XOF 566.501849
XPF 103.375046
YER 240.350236
ZAR 17.896101
ZMK 9001.207104
ZMW 23.033097
ZWL 321.999592

DOGE: Fracaso en recortar gasto




El Departamento de Gasto Eficiente del Gobierno (DOGE), una iniciativa lanzada en 2024 bajo la administración de Donald Trump, prometía revolucionar la gestión fiscal de Estados Unidos recortando gastos innecesarios y optimizando el presupuesto federal. Sin embargo, a más de un año de su creación, DOGE ha sido catalogado como un rotundo fracaso, incapaz de cumplir sus ambiciosos objetivos y generando más críticas que resultados concretos. Este artículo analiza las razones detrás de su ineficacia y el impacto de su desempeño en la economía estadounidense.

DOGE, liderado inicialmente por figuras como Elon Musk y Vivek Ramaswamy, se presentó con la misión de identificar y eliminar gastos federales superfluos, reducir la burocracia y mejorar la eficiencia del gobierno. La propuesta resonó entre quienes abogaban por un gobierno más austero, especialmente tras años de déficits fiscales crecientes. Se estimaba que el gobierno federal gastaría 6.8 billones de dólares en 2024, con un déficit proyectado de 1.9 billones. DOGE prometía ahorros significativos, con metas iniciales de recortar al menos 2 billones en una década.

Sin embargo, los resultados han sido decepcionantes. Hasta abril de 2025, los recortes verificables atribuidos a DOGE apenas alcanzan los 100 mil millones de dólares, una fracción de lo prometido, y muchos de estos ahorros provienen de ajustes ya planificados antes de su creación. Programas sociales, infraestructura y defensa, que representan la mayor parte del presupuesto, han resultado intocables debido a presiones políticas y necesidades prácticas. Por ejemplo, intentos de reducir fondos para Medicare o el Departamento de Defensa enfrentaron fuerte oposición en el Congreso, limitando el margen de acción de DOGE.

La estructura de DOGE también ha sido un obstáculo. Diseñado como un organismo consultivo sin autoridad ejecutiva directa, depende de la aprobación de otras agencias y del Congreso para implementar cambios. Esta falta de poder real ha frustrado sus esfuerzos, dejando muchas recomendaciones en el limbo. Además, la rotación de personal clave, incluidas las salidas de algunos asesores prominentes, ha mermado su capacidad operativa. La complejidad del presupuesto federal, con miles de partidas entrelazadas, ha demostrado ser un desafío mayor de lo anticipado.

Otro factor crítico es la percepción pública. DOGE fue promocionado como una solución audaz, pero su incapacidad para generar ahorros visibles ha alimentado el escepticismo. Encuestas recientes muestran que solo el 22% de los estadounidenses cree que DOGE ha tenido un impacto positivo, mientras que el 60% lo considera ineficaz. La retórica inicial, que prometía recortes drásticos sin afectar servicios esenciales, resultó insostenible, erosionando la confianza. Las críticas también señalan que DOGE ha desviado atención de reformas fiscales más amplias, como la simplificación del código tributario o el aumento de ingresos.

El contexto económico no ha ayudado. Con una inflación que, aunque moderada en 2025 (alrededor del 2.5%), sigue presionando los costos, y un crecimiento del PIB proyectado en un modesto 1.8%, los márgenes para recortes agresivos son limitados. La deuda nacional, que supera los 34 billones de dólares, exige soluciones integrales más allá de la reducción de gastos. DOGE, sin una estrategia clara para abordar el lado de los ingresos, como impuestos o crecimiento económico, ha quedado atrapado en un enfoque unilateral.

El impacto de DOGE en la política fiscal ha sido mínimo, pero sus consecuencias políticas son notables. La percepción de fracaso ha debilitado la narrativa de eficiencia gubernamental promovida por sus defensores, afectando la credibilidad de iniciativas similares. Algunos analistas argumentan que DOGE podría haber funcionado mejor como una comisión temporal con metas específicas, en lugar de una entidad permanente con expectativas infladas.

Mirando hacia adelante, el futuro de DOGE es incierto. Sin ajustes significativos en su mandato o estructura, es improbable que cumpla sus promesas originales. La experiencia subraya una lección clave: recortar el gasto federal requiere no solo voluntad política, sino también un enfoque práctico y coordinado que DOGE no ha logrado implementar. Mientras el déficit sigue creciendo, Estados Unidos necesita soluciones más robustas para garantizar la sostenibilidad fiscal.